Lo de hoy fue un paso más allá. Una exposición difícil de encontrar en la historia del motociclismo. Una remontada histórica. No hay guión que pudiera registrar una proeza de tanta envergadura. Marc, sancionado el viernes por una maniobra al límite con Corsi, partía el 33 en parrilla. Con el asfalto mojado y en una circuito en el que sólo existe una trayectoria, donde adelantar es un riesgo demasiado alto, con un test de MotoGP en vistas para el próximo martes y en su última carrera de Moto2, Márquez posiblemente rubricó la mejor carrera de su vida. Junto a él, en el podio, revitalizados, se ubicaron otros dos españoles, Julián Simón y Nico Terol, con dos grandes actuaciones.
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Marc celebra la victoria |
En poco más de un kilómetro quedó casi resuelta la mitad de la carrera. En un parcial, colándose por rendijas aparentemente imposibles, Marc se abrió paso y recuperó hasta 20 posiciones, en un remedo de lo que sucedió en Japón, hace algunas semanas. Luego se encontró con un pelotón más combativo, aunque algunos fueron cayendo ante sus ojos, como Simeón o Zarco. Marc alcanzó la tercera plaza con Simeón y Terol por delante, a más de siete segundos. Alzamora le hacía señas desde el muro pidiéndole calma, algo que desobedeció su piloto.
"No voy a arriesgar tanto, no penséis en una remontada como en Japón", avisó el día previo. Mentía. Su osadía y el amor propio por cerrar el año de la mejor forma posible lo empujaron como nunca. Y fue enjugando la diferencia respecto a sus adversarios. Hasta cazarlos a falta de tres vueltas. Primero con Nico, al que superó en un adelantamiento muy ceñido. Después, entrando casi en la última vuelta, a Simón, en la recta. Su equipo lo recibió colgado de la valla, algunos con lágrimas en los ojos. Normal, muchos ya no podrán disfrutar de exhibiciones como éste a su lado.
Fuente Marca
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